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Grupo de personas de los más variados orígenes y credos residentes en Madrid, con el fin de difundir los valores de la cultura aragonesa desde un criterio abierto y universal

Acto 5. «El Madrid de Baroja visto por un aragonés» con Víctor Márquez Reviriego

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Ese aragonés es D. José María Llanas Aguilaniedo, en esta conferencia D. Víctor glosará el Madrid de primeros de siglo tomando como referencia el libro titulado «La mala vida en Madrid» de D. Constancio Bernaldo de Quirós y José María Llanas Aguilaniedo.

José María Llanas Aguilaniedo

Notas de D. Justo Broto en su libro «un olvidado: José María Llanas Aguilaniedo»
(Instituto de Estudios Alto Aragoneses. Diputación de Huesca 1992).

Ya hace algunos años me interesé por José Mª Llanas Aguilaniedo, una de las malogradas figuras de mil novecientos, al leer sus novelas. Me parecieron de tanta rareza y exquisitez, a igual camino de la cursilería estética como de la fascinadora originalidad artística de un dandy, que pensé merecía poner orden, en lo posible, en esa existencia confusamente conocida.

Apenas un puñado de datos, a veces inexactos, como punto de partida, y unas asombrosas pero escasas muestras literarias. Tras la muerte de Llanas un silencio espeso se ha adueñado de su figura y de su obra. Sus propios compañeros, los jóvenes escritores del cambio de siglo- perdido el contacto en la madurez-, le regatean el recuerdo en los abundantes libros de memorias. Aparte de las reseñas periodísticas que se ocuparon de sus obras, sólo fugaces referencias de los amigos: elogios de Rubén Darío, quien cree descubrir en él a un seguro valor literario; de Enrique Gómez Carrillo, entusiasta admirador; de Melchor de Almagro San Martín, que solicitó en sus comienzos narrativos el consejo de Llanas,
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pero es sobre todo el abogado y crítico José Deleito y Piñuela, de cuantos convivieron con Llanas y mostraron preocupaciones comunes, quien con mayor amplitud se refiere a él. Por lo demás, la nota de la «Enciclopedia Espesa», cuyas leves inexactitudes copia Federico Carlos Sainz de Robles.
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Hasta llegar al estudio biográfico y crítico que el catedrático Joaquín de Entrambasaguas publica en 1962 al frente de la reedición de una novela de Llanas, Pityusa, digna de figurar para Entrambasaguas entre las mejores novelas españolas del periodo 1905-1909.
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Posteriormente se han ocupado de éste con lamentable brevedad Gonzalo Sobejano, al estudiar la penetración de las ideas de Nietzsche en España; Lisa E. Davis, que incluye al autor entre los críticos de la degeneración a fin de siglo, y Julián Marías en un nostálgico artículo sobre el noventa y ocho que repasa algunas crónicas peninsulares de Rubén Darío para La Nación de Buenos Aires.
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Para entender la coherencia del crítico y el novelista que hay en Llanas Aguilaniedo no basta tener en cuenta los presupuestos artísticos de su tiempo; había que entretenerse en interrogar a la ciencia del cambio de siglo; meditar sobre las motivaciones que empujaron a muchos coetáneos al propósito de higienizar el cuerpo social y el espíritu humano. Una extraña mezcla de ciencia, arte y activismo social se entreteje en las producciones de este farmacéutico tentado por la literatura. Su obra, efecto de un ejercicio sintético del pensamiento y de las artes, escapa fácilmente a una apreciación correcta del lector de nuestros días sin revivir el fondo ideológico que la inspira.

NOTAS BIOGRÁFICAS

Nace en Fonz (Huesca) el 8 de diciembre de 1875, en 1866 inicia sus estudios en el instituto de Huesca, en 1891 comienza la carrera de Farmacia en Barcelona. Allí, para conseguir la independencia económica de su padre, también farmaceútico, entra como mancebo en la farmacia de Pompeu Gener, donde toma contacto con la flor y nata de la intelectualidad barcelonesa del momento. Farmaceútico militar, vive en Lérida, Sevilla, Madrid, retirándose en la casa familiar de Huesca, donde falleció a temprana edad el 24 de julio de 1921.

En su corta pero fructífera vida, cultivó la amistad de Pompeyo Gener, Bernaldo de Quirós, Salillas, Giner de los Rios, Rubén Dario, Enrique Gómez Carillo, Clarín y Pardo Bazán entre otros.

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